Se buscan conductores para ‘ser’ radares móviles. Esta oferta hubiera sido una quimera hace unos años, pero la privatización de los controles de velocidad es un hecho en Francia.
A partir de noviembre, 26 coches privados sustituirán a los vehículos operados por la Gendarmería Nacional francesa, pero el objetivo es llegar a los 400. “Serán todavía más indetectables”, afirman las asociaciones de automovilistas franceses. Los primeros radares privados operarán en la región de Normandía, donde se han efectuado pruebas desde febrero.
Según el ministro de Interior francés Gérard Collomb, con esta externalización se “reorientarán las labores de la policía hacia misiones de seguridad”. Los automovilistas no se han creído esta justificación y varias asociaciones han denunciado que esta privatización tiene efectos recaudatorios.
Según la revista gala Autoplus, el Gobierno francés pretende pasar de dos millones de euros a ocho de recaudación anual. Esto reportaría a las arcas públicas galas 357 millones de euros. ¿Cómo se consigue este aumento? En la actualidad, los agentes patrullan con el radar una media diaria de 1 hora y 13 minutos. Con el nuevo sistema la vigilancia efectiva se multiplicaría hasta las seis horas por día. El gabinete de Emmanuel Macron prevé invertir 53 millones de euros y alcanzar una rentabilidad del 82% cuando el sistema esté plenamente implantado.
Particularidades del servicio
Según explica el Gorbierno francés, el particular que utilice su coche como radar móvil no sabrá en ningún momento cuántos vehículos han sido ‘cazados’. Tampoco podrá desviarse de su ruta, de lo contrario su compañía será penalizada. Según el Ministerio de Interior, este proceso generará 1.000 puestos de trabajo. Sólo habrá un conductor a bordo de los vehículos, a diferencia de la pareja de gendarmes que trabaja en los modelos actuales.